domingo, 15 de febrero de 2009

Iron Maiden La bestia no quiere dormir

Iron Maiden
La bestia no quiere dormir
Por: Daniel Gómez


El Somewhere Back in Time Tour de Iron Maiden no estuvo entre las diez giras más exitosas en términos económicos de acuerdo a la revista Pollstar, especializada en el negocio del entretenimiento. No llegó a los 280 millones de dólares de recaudación de Madonna, pero es innegable que la banda inglesa ha tenido un resurgimiento que se muestra en la emoción de los fans que han ido a verlos en esta gira donde recorren sus éxitos.
La marca Vans lanzo una edición especial con diseños de la portada de los discos Killers, Piece of Mind y una mas reciente de Powerslave y otra vez aparecieron las playeras en los tianguis con la imagen de Eddie, el monstruo creado por Steve Harris en 1977 para darle identidad a la banda. La bestia despertó y ya no se quiere dormir de nuevo.

Pero la historia de Maiden la conocen los fans al dedillo, las entradas y salidas de integrantes, los discos, las grabaciones, la historia de detrás de las canciones, pero poco se imaginan lo que hay detrás de un concierto del grupo. Ahora, asistir a un concierto masivo comienza a volverse habito, pero en 1992, la primera visita de Iron Maiden fue un acontecimiento, pero un fracaso para quienes organizaron el concierto en el Estadio de béisbol donde jugaban Los Charros de Jalisco.

Mal negocio familiar
Traer a la banda costó 80 mil dólares de aquellos años, una fortuna si se piensa que años antes se le habían quitado tres ceros al valor del peso. Juan Bernardo Valencia, hijo del empresario Juan Valencia (q.e.p.d.) siempre fue fanático de la banda y decidió traerla el 4 de octubre, curiosamente, cumpleaños del empresario. Hoy en día se estima que un show de Maiden, cuesta alrededor de 300 mil dólares.

Hacer el concierto en un estadio de béisbol se debió a que el foro estaba en una zona accesible a los seguidores de la banda, que se pensaba, vivían al Oriente de la ciudad. El concierto fue planeado para 14 mil personas, pero llegaron poco más de la mitad, lo que provocó perdidas en el empresario, que había hipotecado su casa para pagar los gastos.

“Casi perdió la casa ahí, se perdió una lana importante, la casa se salvo de milagro”, recordó Juan Bernardo Valencia a casi 18 años de aquel primer concierto de los ingleses en la ciudad.
Para quienes estuvieron dentro de la organización, las sorpresas llegaron en cascada. Primero, todos imaginaban que los músicos eran de una estatura más alta que la real, que un estadio de béisbol no es para conciertos y que ante todo, no eran rockstars.

“Son gente muy amables, que beben cerveza como locos, que llegan a tocar sin sentirse divos, porque no hicieron peticiones raras para camerinos o el hotel, son tipos sanos y educados con la gente, algo raro si se piensa que en ese entonces, para muchos era la banda más diabólica que existía, pero no eran adoradores de Satán”, recordó Valencia.
Durante el concierto pasó de todo.
“A alguien se le ocurrió poner un Eddie de fuegos pirotécnicos que se incendió y se cayó a pedazos, salió chafísima, daba risa, era como decir ‘bienvenidos al Tercer mundo’. Quedó claro que Rostros Ocultos no le debió de abrir a Iron Maiden, que los bajaron a monedazos, pero el concierto estuvo bien”.
Ese concierto fue parte de la última gira que Bruce Dickinson antes de abandonar la banda en 1993.
Vuelven con todo
Para su regreso a Guadalajara este 26 de febrero en la Arena VFG, Steve Harris prometió a través de su pagina oficial un espectáculo con éxitos de la primera etapa de la banda, un espectáculo distinto que incluirá la momia gigante del Slavery World Tour, fuego y la misma energía que los caracteriza en vivo.
La misión de los fans será dejar a Bruce Dickinson con la boca abierta como el año pasado en el Auditorio Telmex, que Steve Harris cante todas las letras de las canciones mientras toca, que Nico McBrain, Adrian Smith y Janick Gers toquen como endemoniados y la noche sea para recordar.

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