viernes, 25 de noviembre de 2011

NACHO VEGAS: EL REGRESO. OLD JACK'S STUDIO

NACHO VEGAS: EL REGRESO.
Por segunda ocasión en un año, el cantautor originario de Gijón pisó suelo tapatío y brindó su mejor concierto hasta la fecha
Por David Meléndez
Fotografías de Tonatiuh Figueroa M.
Las caídas brutales suelen dejar cicatrices hasta en los músculos del más fuerte. A mitad de 2011, Nacho Vegas se presentó en el Teatro Diana en un concierto que dejó extrañas sensaciones en los asistentes que más adulan y admiran a este asturiano, otrora signo implícito de la decadencia sentimental y el spleen macerado en melancolía vitalista por existir en una sociedad nada impoluta. En aquella ocasión, su voz fue un balbuceo cadavérico (sabrá la Vírgen Purísima de Lourdes lo que ocurrió con el audio) y asistieron la engorrosa mayoría de esos fanáticos y fanáticas que no gritan sino berrean, pensando que Vegas, además de “ungido”, es una suerte de marioneta mediática estilo “pop para las mayorías”, al que le deben de ofrendar miles de estridentes y enfadosos gritos al más puro estilo Luis Miguel.
Peligro. Sí, así, corta y directa la llamada de atención. ¿Quién puede confiar del gusto disque incondicional de una chica que se la pasa media velada espetando a pulmón descocido “Nacho, te amo” o “¡Papacito!”? O que, peor aún, relinche como cuaco. ¿Creen que en verdad conocen al dente la obra de Ignacio? Bueno, eso es arena de otro costal y cabe resaltar la duda, pero de esos y aquellas hubo en la olvidable presentación de Vegas en el lustroso y otrora recinto cinematográfico con nombre de diosa virgen de la desgraciada caza. Por ende, dichos números “02/06/2011” no se olvidaron en la psique y muchos tapatíos optaron por desdeñar una presentación más intimista, aduciendo que “sería lo mismo o peor”. Craso error. Allá ellos.
Con muchos pronósticos pendiendo no de un hilo sino de la absoluta nada, Nacho Vegas arribó al Old Jack’s y destruyó cada crítica que pudiera colocársela en la solapa del saco a manera de pendiente. Logró una noche soberbia y, de paso, convocó al lado más realista de sus seguidores. Claro, hubo la infaltable jauría de féminas gritonas, pero el 85 por ciento de los presentes destacó porque iba a ESCUCHAR la obra de Vegas. Lo cual fue un verdadero milagro porque ya ocurrió con Kings of Convenience: los tapatíos VAMOS a platicar a los conciertos, a “guaguarear” pagando cifras en ocasiones exorbitantes. Aunque el mismo vocalista de dicho grupo, Erlend Øye, puso uno de sus dedos sobre los labios en señal de “silencio” (o “ya cállense”), el público no atinó a descifrar el mensaje y siguió habando del tráfico, la chela caliente, el baño sucio, el “oso” en el salón durante la clase de Ética, etcétera. En fin, ahora hubo más atención y se agradece plenamente en el corazón de los que SÍ asisten a un recinto cerrado para escuchar la música, por ejemplo, de uno de los cantautores más prominentes e importantes de España.
Cuatro minutos pasadas las 23 horas, Xel Pereda (guitarra, banjo), Abraham Boba (teclados, acordeón y copete sofisticado de gallardía absoluta), Manu Molina (batería, percusiones) y Luis Rodríguez (bajo), tomaron su lugar sobre el escenario y el viaje sonoro arrancó de lo lindo. Pulcro e introspectivo, Nacho arremetió con cautela en “Hablando de Marlén” para estallar al minuto en una sombra vocal que fue cubriendo cada tímpano y rincón del Old Jack’s. Bien sabido es que lo de Vegas no es histrionismo espectacular sobre los escenarios sino estatismo a punto de meditación. Sabe que sus letras generarán las mareas internas en los escuchas y éstas serán las flamas de la combustión nocturna; él sólo coloca el horno y la materia prima para que el fuego crezca. ¿Lo demás? Sale de su lírica y el dramatismo que adquiere su voz entre acordes básicos y melodías muchas veces sombrías. Basta con señalar que temas como “Dry Martini, S.A.”, “Cómo hacer crac” (con soberbia demostración de técnica en las seis cuerdas por parte de Xel) y “Taberneros”, fueron coreados con algarabía y también se prestaron como momentos álgidos de la velada para brindar con tequila y soltar esas lágrimas silenciosas que tanto duelen.

Por otro lado, la noche transcurrió aceitada y sin tropiezos. Casi dos horas de levitación sentimental y adoración musical. Eso sí, hubo algunos problemas entre canción y canción, debido al uso constante de capotrastes en las guitarras de Nacho y Xel, lo cual ocasiona que algunas cuerdas se “desafinen” al momento de removerlos, pero no pasó a mayores. Incluso en estos momentos de descanso inducido donde los berridos femeninos de emoción brotaban a mansalva, Vegas lució incólume. Vaya, mientras otros músicos esbozan esas sonrisas pícaras al sentirse “deseados”, el buen Vegas parece incomodarse un poco y por ende, opta por abstraerse para seguir, digamos, afinando su guitarra.

Todo un acierto resultó esta presentación de Nacho Vegas en el Old Jack’s, espacio que poco a poco comienza a tener una programación más regular de conciertos de primer nivel.

Setlist de la noche

1.   Hablando de Marlén (Esto no es una salida, 2005)

2.   Dry Martini, S.A. (El manifiesto desastre, 2008)

3.   Cuando te canses de mí (La zona sucia, 2011)

4.   Días extraños (El tiempo de las cerezas, 2006)

5.   Perplejidad (La zona sucia, 2001)

6.   Autoayuda (Desaparezca aquí, 2005)

7.   La fiesta (EP Cómo hacer crac, 2011)

8.   El hombre que casi conoció a Michi Panero (EP El hombre que casi conoció a Michi Panero, 2005)

9.   Cómo hacer crac (EP Cómo hacer crac, 2011)

10. Taberneros (La zona sucia, 2011)

11.  La gran broma final (La zona sucia, 2011)

Encore

11. Ocho y medio (Desaparezca aquí, 2005)

12. La noche más larga del año (Desaparezca aquí, 2005)

Encore II

14. El mercado de Sonora (La zona sucia, 2011)

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